Inversiones sostenibles en el agro: el plan de la FAO para bioeconomía, granos andinos y ganadería altoandina
Perú se posiciona como Líder Global en Inversión Agrícola Sostenible
Marco Estratégico de Inversión: Tres Pilares de la Agricultura Sostenible
La estrategia de inversión sostenible de la FAO en Perú se basa en tres cadenas de valor interconectadas, cada una diseñada para maximizar los retornos de inversión mientras aborda desafíos ambientales y sociales:
Granos Andinos: Inversión de USD 39.5 Millones con 32% de Tasa de Retorno Interno
Los granos andinos—quinua, kiwicha (amaranto), cañihua y tarwi (lupino)—representan el sustento de más de 120,000 familias campesinas concentradas en nueve regiones: Puno, Ayacucho, Apurímac, Junín, Cusco, La Libertad, Arequipa, Huancavelica y Huánuco. La inversión de la FAO se enfoca en infraestructura para riego presurizado, plantas de procesamiento, fortalecimiento de cooperativas y certificación orgánica.
Financieramente, esta cadena proyecta una tasa interna de retorno (TIR) del 32%, convirtiéndola en una de las inversiones agrícolas más atractivas de la región. Este retorno excepcional refleja tanto la demanda del mercado como las ganancias de eficiencia de los sistemas de producción modernos. La inversión generará beneficios directos para miles de familias productoras mientras establece a Perú como el proveedor global indiscutible de estos superalimentos nutricionalmente densos.
La dinámica del mercado valida esta confianza: En 2024, las exportaciones de quinua solas alcanzaron USD 133 millones con un crecimiento del 36.6%, mientras que los primeros cuatro meses de 2025 ya generaron USD 42.5 millones en ventas (crecimiento del 21.5%). Más notablemente, la kiwicha—históricamente un producto de nicho—explotó con un crecimiento del 95% en valor y 115% en volumen a principios de 2025, alcanzando USD 3.4 millones en exportaciones. Estados Unidos captura aproximadamente el 47-50% de las exportaciones de quinua, con mercados adicionales significativos en Canadá, Italia, Japón y demanda emergente en Asia.
Ganadería Altoandina: USD 138.9 Millones para Transformar la Producción de Alpaca y Llama
El pilar de inversión más grande se enfoca en la producción sostenible de carne y fibra de alpacas y llamas bajo marcos que enfatizan el bienestar animal, prácticas de bajas emisiones y restauración de ecosistemas. Esta iniciativa beneficia directamente a más de 10,000 familias con beneficios indirectos que alcanzan a 40,000 familias adicionales a través de los altos Andes.
Perú domina el panorama global de alpacas, controlando el 80% del stock regional con aproximadamente cinco millones de animales, posicionando al país como líder incontestable en este sector. La inversión se enfoca en la transición del pastoreo extensivo tradicional a prácticas de manejo sostenible que mantienen las tradiciones pastorales mientras reducen la presión ambiental.
El mercado de fibra de alpaca demuestra un crecimiento robusto: entre enero y mayo de 2025, las exportaciones de fibra de alpaca y derivados alcanzaron USD 88.85 millones con un crecimiento del 9.1% comparado con el mismo período de 2024. El desglose de productos revela sofisticación—el 59% de las exportaciones consistió en materia prima (USD 52.49 millones), liderado por tops de fibra lavada, cardada y peinada (USD 49.47 millones), mientras que el 41% representó productos de valor agregado (USD 36.36 millones), particularmente hilados (USD 19 millones) y prendas de punto (USD 8.6 millones).
China domina como el mercado principal con el 33.4% del total de exportaciones (USD 29.68 millones), seguido por Italia (USD 20.32 millones) y Estados Unidos (USD 14.63 millones), representando juntos el 72.7% de la demanda. La fibra premium alcanza USD 45-50 por kilogramo en mercados internacionales, reflejando la calidad excepcional y el prestigio asociado con la fibra de alpaca peruana.
Impacto Ecológico: La inversión en ganadería altoandina incorpora restauración de paisajes y adaptación al cambio climático a través del Programa de Sistemas Alimentarios Integrados (PISA) financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF). Este componente tiene como objetivo restaurar 2,915 hectáreas de ecosistemas degradados, promover el manejo sostenible en 779,000 hectáreas de paisajes productivos y reducir más de 3 millones de toneladas de CO2 equivalente, contribuyendo directamente a los compromisos climáticos de Perú. La iniciativa es implementada por el Ministerio del Ambiente (Minam), administrada a través de Profonanpe, con la FAO brindando apoyo técnico y logístico en coordinación con gobiernos regionales, comunidades campesinas y asociaciones de productores.
Bioeconomía Amazónica: USD 16.6 Millones para Copoazú y Biofrutas de Alto Valor
La iniciativa de bioeconomía amazónica se enfoca en innovación, trazabilidad y agregación de valor para el copoazú (Theobroma grandiflorum), el “cacao blanco” nativo de la Amazonía peruana. Con una inversión de USD 16.6 millones, esta cadena promueve un modelo de economía verde que integra mecanismos de créditos de carbono y créditos de biodiversidad que impulsan simultáneamente la conservación y el desarrollo local.
El copoazú representa una oportunidad única de doble ingreso: cada fruta produce 60-70% de pulpa y semillas de alto valor, creando múltiples vías de comercialización. La producción alcanza aproximadamente 4 toneladas por hectárea, con potencial de expansión a medida que continúan las mejoras genéticas. El perfil nutricional de la fruta incluye vitamina C, potasio, fibra, pectinas y antioxidantes (flavonoides y polifenoles), posicionándola en la intersección de los mercados de alimentos funcionales y cosméticos.
El posicionamiento de mercado refleja nichos premium: el mercado global de bebidas funcionales solo alcanzó USD 1.17 mil millones en 2024 y se proyecta que casi se duplique para 2030. La pulpa de copoazú abastece mercados de jugos naturales, mientras que la manteca de semilla representa una alternativa superior a la manteca de karité en cosméticos, valorada en USD 45-60 por kilogramo, más cara pero más hidratante que las opciones convencionales.
Empresas pioneras demuestran viabilidad comercial: Candela, en asociación con el gigante brasileño de cosméticos Natura, exporta manteca de copoazú de orígenes amazónicos peruanos, mientras que cooperativas como COOPSSUR envían pulpa orgánica a mercados exigentes como Rusia. Sin embargo, la ausencia de clasificaciones arancelarias específicas—el copoazú está actualmente registrado bajo categorías genéricas como “otras frutas” o “preparaciones de cacao”—refleja su estado de mercado naciente mientras presenta una ventaja de primer movimiento para los líderes de mercado temprano.
Cartera de Inversión Integral y Compromiso Gubernamental
La Iniciativa Hand-in-Hand, liderada por el gobierno de Perú con apoyo técnico de la FAO desde 2021, ha identificado USD 238.5 millones en oportunidades de inversión en cultivos priorizados (papa nativa, palta, quinua, tarwi y fibra de alpaca), beneficiando a aproximadamente 100,000 familias campesinas andinas. El Gobierno de Perú ha comprometido más de USD 140 millones a proyectos emblemáticos que fortalecen estas cadenas, demostrando un serio respaldo institucional.
Para 2025 específicamente, Perú está estructurando oportunidades de inversión en la Amazonía para el desarrollo de la bioeconomía, junto con nuevas cadenas de valor que incluyen kiwicha, cañihua, tarwi, ganadería de alpacas y servicios basados en ecosistemas. Estas adiciones llevarían la cartera total de inversión a más de USD 238 millones.
Alineación con Marcos Internacionales y Cooperación Regional
La estrategia de agricultura sostenible de la FAO en Perú se integra perfectamente con iniciativas regionales complementarias. La CAF (Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe) lanzó su estrategia de “Prosperidad Agrícola” en marzo de 2025, comprometiendo USD 8.5 mil millones hasta 2030 para la transformación agrícola regional, duplicando su inversión acumulada en el sector. Este contexto regional más amplio amplifica la posición de liderazgo de Perú dentro de un movimiento continental hacia una agricultura sostenible, resiliente y regenerativa.
En junio de 2025, la FAO y la Secretaría General de la Comunidad Andina (SGCAN) renovaron su Memorando de Entendimiento para coordinar el desarrollo agrícola en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. El acuerdo enfatiza cinco áreas prioritarias: seguridad alimentaria y nutrición, desarrollo rural sostenible, políticas adaptadas al clima, seguridad agrícola y alimentaria, restauración de suelo-agua-bosque-biodiversidad y cooperación triangular Sur-Sur.
Pilares de Sostenibilidad Ambiental y Social
Restauración de Ecosistemas: El enfoque integrado aborda el problema generalizado de ecosistemas de montaña degradados. El componente de ganadería de altura se enfoca en la restauración de áreas severamente degradadas mientras optimiza el uso del agua en paisajes cada vez más afectados por el retroceso de glaciares y la variabilidad de precipitaciones. La gestión de casi 779,000 hectáreas representa un enfoque territorial que equilibra la intensificación de la producción en zonas viables con la conservación en ecosistemas frágiles.
Adaptación y Mitigación Climática: El sector agrícola de Perú es particularmente vulnerable a extremos climáticos que incluyen sequía, heladas y lluvias erráticas. Las iniciativas de la FAO promueven prácticas de agricultura climáticamente inteligente—diversificación de cultivos, tecnologías eficientes en agua y agroforestería—que mejoran la resiliencia de los agricultores mientras reducen las emisiones. El objetivo de más de 3 millones de toneladas de reducción de CO2 equivalente posiciona estas iniciativas como contribuyentes significativos a las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) de Perú bajo el Acuerdo Climático de París.
Género e Inclusión: El marco incorpora explícitamente a mujeres productoras rurales y comunidades indígenas, reconociendo que el desarrollo sostenible requiere una distribución equitativa de beneficios. La inclusión de productoras en cadenas de valor y programas de desarrollo de capacidades asegura que la transformación agrícola fortalezca en lugar de marginalizar a poblaciones vulnerables.
Innovación Impulsada por el Mercado y Agregación de Valor
Una característica crítica de la estrategia de la FAO es avanzar más allá de la producción de materias primas hacia productos de valor agregado. Para los granos andinos, esto implica infraestructura de procesamiento (harina, hojuelas, concentrados de proteína), producción orgánica certificada que obtiene precios premium y productos de marca dirigidos a consumidores internacionales conscientes de la salud. Para la fibra de alpaca, la participación del 41% de exportaciones de valor agregado (comparado con el 59% de materias primas) demuestra la receptividad del mercado a la diferenciación peruana a través de textiles, prendas de punto y productos especializados.
El modelo de copoazú ejemplifica este enfoque: en lugar de competir en volumen en mercados de commodities, Perú se posiciona en nichos premium a través de certificación orgánica, etiquetado de comercio justo y designación de origen. La asociación entre Candela y Natura ilustra cómo los productores peruanos pueden integrarse en cadenas de suministro de lujo globales, capturando márgenes proporcionalmente mayores.
Desafíos y Respuestas Estratégicas
A pesar del potencial excepcional, la implementación enfrenta varios obstáculos:
Infraestructura y Conectividad: Los productores andinos y amazónicos requieren carreteras mejoradas, instalaciones de almacenamiento e infraestructura de procesamiento para capturar valor dentro de sus territorios en lugar de vender commodities sin procesar a intermediarios. La inversión de la FAO se enfoca explícitamente en estas brechas de infraestructura.
Accesibilidad al Financiamiento: Los pequeños y medianos productores a menudo carecen de garantías e historial crediticio, limitando el acceso al financiamiento de producción. La iniciativa moviliza mecanismos de financiamiento innovadores—fondos de inversión de impacto, uniones de crédito cooperativo y microfinanzas—para democratizar el acceso al capital.
Variabilidad Climática: Aunque la tecnología y la diversificación mejoran la resiliencia, los eventos climáticos extremos (El Niño, heladas, sequía) aún imponen choques de producción. La estrategia incorpora herramientas de gestión de riesgos que incluyen seguro de cultivos e infraestructura de almacenamiento de agua.
Acceso al Mercado y Conocimiento: Los productores rurales requieren asistencia para navegar los requisitos de certificación internacional, comprender las preferencias de los compradores y gestionar las fluctuaciones monetarias. Los componentes de desarrollo de capacidades integrados en la inversión abordan estas dimensiones.
Perspectiva Futura: Transformando la Prosperidad Rural
El marco de inversión agrícola sostenible de Perú representa más que un compromiso financiero—señala un cambio de paradigma de modelos extractivos a sistemas regenerativos que mejoran en lugar de agotar el capital natural. Para 2030, la implementación exitosa lograría:
Elevar aproximadamente 150,000+ familias campesinas por encima de los niveles de subsistencia a través de producción de mayor valor
Establecer a Perú como líder global en producción certificada sostenible de granos andinos y alpaca
Secuestrar millones de toneladas de carbono mientras se construye capacidad adaptativa de los agricultores al cambio climático
Conservar ecosistemas críticos (páramo, pastizales de altura, selva amazónica) esenciales para la estabilidad climática regional y global
Demostrar un modelo replicable para el desarrollo de bioeconomía que reconcilia la conservación con la prosperidad
La convergencia de orientación estratégica de la FAO, compromiso del gobierno peruano, financiamiento internacional para el desarrollo (CAF, GEF) e innovación de agricultores de base crea un momentum sin precedentes para la transformación agrícola sostenible. Estas inversiones trascienden la productividad agrícola—representan una inversión en medios de vida rurales dignos, administradores ambientales y un futuro próspero para las comunidades que han sido históricamente los guardianes de la biodiversidad y tradiciones culturales de Perú.
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